Descripción de una muchacha




Eres un cuadro,
todavía no completo,
bello de modo extraño
Me quedaré en silencio
solo es contemplarte

Como Danna desperezándose al rayar el día, mirándome recostada con el peso de su mundo sobre la izquierda adormecida. A veces me pregunto cuántos secretos esconde su espalda, esa mariposa mal trazada que me habla de tanto sin decirme nada concreto, al igual que el corazón de su boca, pedazos de nubes coloradas, rellenas de un mundo contradictorio. Diría ella "ambivalente". La luz que cae sobre la redondez de sus hombros como si el sol se dibujase sobre mi amante niña, ella un sol con toda esa maraña de pela ensortijado, medusa del olvido al caer el ocaso.

Monona, qué sabe la gente del viento que corre entre tus piernas, de tu modo tan curioso al desmaquillarte con premura luego de haberte mojado la cara como si recibieses bofetadas de agua. Tus cuentos, tus amantes y tus risas, el escándalo, la vida que produces en la mía. Y es ahora cuando te has vuelto tan silenciosa, "debe ser que mi mundo interno está creciendo hasta enguirme como si fuera un Saturno devorando a sus hijos, yo también devoro a los míos, solo que en este caso ellos son yo"

El silencio tejido por tus dedos carcomidos por la ansiedad. Te observo oliendo el hueso prominente de tu muñeca derecha, aquella cúspide que mueves grácilmente cuando hablas y yo no te escucho porque me encuentro abstraído descomponiéndote en pedazos de cejas,  de codos, de muslos y de piernas. Aquel movimiento puntita de nariz en alto, la duda expresada cuando tu boca se vuelve un capullo que florece en una pregunta, tu voz que canta en las palabras.

Te has quedado dormida, la noche es un regalo y yo puedo dar el mundo por terminado en este instante. La eternidad no perdura, y tú eres un cuerpo de átomos volátiles.